sábado, 5 de febrero de 2011

APRENDER A LEVANTARNOS


Guatemala 04 de febrero del año 1976 03:03:33 de la mañana.
En la madrugada del 4 de febrero de 1976 Guatemala fue sacudida por un fuerte sismo que duro aproximadamente 49 segundos su intensidad fue de 7.6 grados en la escala de Richter según los expertos lo equivalente a la explosión de 2 mil toneladas de dinamita. Muchos dirían solo 49 segundos pero para los guatemaltecos fue una eternidad. 
Este fuerte sismo dejo mucha destrucción a su paso. Se calcula que fueron 23,000 muertos, 76,000 heridos y más de 350,000 damnificados eso sin contar las perdidas económicas en infraestructura, como puentes carreteras, viviendas y con esto la destrucción de los servicios básicos como: el agua y la luz.
Para ese año yo ni siquiera había nacido pero mi madre hacía 1 mes y medio que había dado a luz a mi hermano Marco. Mi madre me cuenta que eso fue terrible, dice que se escuchaba como si algo con mucha fuerza venía en camino y se escuchaba cuando la gente gritaba asustada, además me cuenta algo curioso; dice mi madre que poco antes del terremoto los perros aullaban como locos y las gallinas de la vecinas no paraban de cantar, parecía como si ellos presintieran lo que iba a pasar. Dice mi madre que cuando todo paso todos salieron a la calle a tratar de ayudar a los heridos  pero afortunadamente nadie murió en esta área sin embargo en la ciudad y en otros municipios y departamentos muchos murieron. Mi padre contaba que para evitar que brotaran enfermedades y pestes tuvieron que hacer fosas enormes para enterrar a los muertos, dice que colocaban uno sobre otro porque en los cementerios no se daban abasto y no había mucho tiempo para hacer un velatorio.
El terremoto del 76 fue una catástrofe que golpeo fuertemente a mi país, pero también creo en mi corazón que fue algo que demostró una vez mas que podemos levantarnos del suelo, que podemos superar todos los obstáculos que se nos presenten, que podemos unirnos para ayudarnos a ser cada día mejores personas con valores y principios.
Hoy nuevamente Guatemala recuerda ese día, recuerda sus victimas con dolor, tristeza y nostalgia pero también recuerda ese día como el día en que todos eran hermanos, el día en que no había estatus social, el día en que la naturaleza los hizo recordar aquello que dice “Del polvo somos y al polvo regresaremos”

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